Sara Zaira:
Tenía ganas de visitar a mi compañera Sara en su clase de Primero de Primaria, ya que ella tiene mucha experiencia trabajando con grupos de estas edades, así que iba dispuesta a tomar nota de todo lo que pudiera aprender de ella.
Sara comenzó con las rutinas en inglés, como la fecha actual, la del día anterior, el tiempo etc. Con ello introdujo también el tema sobre el que tratará la sesión, en este caso, San Valentín.
Luego, cantaron una canción en la que el español y el inglés compartían espacio. Me llamó mucho la atención porque normalmente suele ser solo en el segundo idioma, pero me di cuenta de la ilusión con la que participaban todos y dado el bajo nivel que poseen estos niños, me pareció que podría ser una buena estrategia para estimularlos a hablar en otro idioma y que no se sientan avergonzados, aportando un extra de motivación a la hora de aprender. Un primer paso para aquellos que les cuesta un poquito más participar cuando no se trata de la lengua materna.
A continuación, Sara presenta a sus alumnos a un nuevo monstruo “The Heartbreaker”. Ella tiene un proyecto de gamificación basado en monstruos como hilo conductor para las actividades que realiza. Los niños estaban ilusionados por conocer a este nuevo monstruo del que tendrían más noticias al final de las actividades. Junto a él, Sara realiza un juego de magia en el que muestra una bolsa vacía a los niños, pero si contestan bien a las preguntas que ella les formula podrán introducir la mano e ir sacando objetos como por arte de magia, en este caso, colores y finalmente un regalo en forma de corazón para ese pequeño monstruo previamente presentado.
Sara continúa con la lectura de un Kamishibai titulado What Colour is a Kiss?. Continúa reforzando los colores a través del cuento, pero además, es capaz de crear un ambiente totalmente lúdico que mantiene a todos los niños totalmente atrapados en su historia, incluso se animan a participar con ella. Sara utiliza este recurso en cuanto tiene ocasión, se nota que disfruta contando cuentos y que además sabe hacerlo.
Después del cuento, comienza un pequeño juego en el que Sara dice un color y los niños van señalando los puntos de la clase donde se encuentran escondidos los nombres de esos colores. Me ha parecido una buena forma de reforzar la escritura sin que ellos sean conscientes.
En la siguiente actividad, Sara utiliza un ratón robot programable. A través de un circuito que Sara ha construido, los niños tendrán que ir dando indicaciones a Sara para que programe al ratón y acuda a los colores correspondientes (número de pulsaciones y botones de direcciones). Para que los niños lo vieran mejor, Sara también lo proyectó en la pizarra digital. No había visto nunca la puesta en práctica de este tipo de recurso, pero me pareció interesante no solo por el aprendizaje del vocabulario sino también por la codificación, la motivación y el refuerzo de la orientación espacial.
Por último, Sara realiza con sus alumnos una tarjeta de San Valentín. En ella aparece una poesía que ellos tendrán que repasar con rotuladores y además la acompañará con una manualidad de origami en forma de corazón para decorar. Le gusta y es genial que utilice este tipo de manualidad para que los niños refuercen su coordinación y la motricidad fina lo cual les ayuda también en su escritura.
Ha sido estupendo ver en acción a mi compañera, de la cual me llevo su generosidad a la hora de compartir recursos y sus buenos consejos para poner en práctica.
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