Llegué a primera hora de la mañana a clase de mi compañera Alicia, 1º B, muy contenta por participar de nuevo en esta experiencia tan enriquecedora para mí, como es la observación entre docentes. Pocas veces he aprovechado tanto una actividad formativa como este modelo de proyecto de innovación, en mi opinión debido a su marcado carácter práctico y cercano a la realidad del aula.
La clase resultó ser la mitad de Inglés y la mitad de Art, dos de las áreas favoritas de mi compañera y en la que suele tener las mejores ideas para compartir durante las reuniones de coordinación. Además al ser compañeras de nivel y dar las mismas áreas, tenemos muchas cosas en común, y muchas oportunidades de coincidir en lo que enseñamos a nuestros alumnos, así que ver cómo una compañera explica lo mismo que yo, pero de otra manera es increíblemente positivo para mi propia práctica docente.
La sesión comenzó con una rutina simplificada, basada en un calendario manipulativo, que el alumnado coloca diariamente. Me llamó la atención que incluyera en la rutina la hora del día en la que estábamos, y los sentimientos del niño encargado de colocar el calendario ese día. Me resultó interesante que los niños supieran utilizar la hora en inglés siendo tan pequeños, pero al formar parte de la rutina diaria es un contenido que han aprendido paulatinamente y sin esfuerzo. Por otro lado, trabajar la inteligencia emocional del alumnado, siempre me ha parecido una asignatura pendiente de nuestro sistema educativo, así que la simple pregunta de “how are you today?”, me parece fundamental para el bienestar de los alumnos.
La siguiente actividad me pareció muy interesante. Primero Alicia repasó el vocabulario del cuerpo humano con ayuda de las “flashcards” del método que tenemos en el colegio y después realizó un juego. Primero la maestra dijo una palabra, de las trabajadas previamente, y después iba pasando las imágenes rápidamente, los alumnos tenían que gritar “Stop”, cuando vieran la palabra correspondiente a la dictada por la maestra. Es una actividad muy versátil, pues se puede trabajar durante todo el curso, tanto con imágenes como con palabras, además es divertida, trabaja la atención mantenida y los alumnos no tienen que moverse de su sitio, algo imprescindible en la situación actual.
Después repartimos unas fotocopias a color por ambas caras con las que los alumnos iban a doblar una manualidad. Consistió en un zorro, que se convertía en el típico comecocos con números. Durante la realización de la manualidad, algunos alumnos se perdieron entre los pasos necesarios y Alicia tuvo que apoyarse en dibujos en el encerado y en la pizarra digital, para que todos pudieran seguirla, tratando, en la medida de lo posible de utilizar el inglés como lengua vehicular en todo momento.
Me gustó mucho esta actividad, aunque quizás resultó algo larga para unos niños tan pequeños, pero algo muy bueno de este tipo de manualidades es que el esfuerzo tiene sus frutos y todos los alumnos estaban contentísimos con su comecocos. Durante el tiempo en el que algunos niños no supieron seguir, mostraron comportamientos disruptivos que la compañera recondujo gracias a un sistema de economía de fichas que trabaja diariamente en el aula. Consiste en una máquina de chicles de la que los alumnos reciben golosinas, cada dulce es de un color y representa cómo ha sido su comportamiento y actitudes durante la sesión. Es un método muy práctico y funcional, pues redujo los comportamientos indeseados al mínimo.
Después dibujaron dentro del comecocos las ocho partes del cuerpo que ellos eligieron y por parejas, manteniendo la sana distancia, procedieron a dibujar monstruos añadiéndoles las partes que les iban saliendo en el juego. Les quedaron unos monstruos preciosos, súper vistosos y originales y, sin darse cuenta y con un juego, repasaron el vocabulario de las partes del cuerpo, los números y los colores.
Me pareció muy interesante la metodología basada en la gamificación que tuvo la compañera durante la sesión, en mi opinión, apoyarse en juegos es la mejor estrategia para logar la atención del alumnado y que aprendan casi sin darse cuenta.
Así terminó mi segunda observación, mis expectativas eran bastante altas y he de decir que mi compañera no me defraudó.
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